Lagrimeo persistente puede tratarse con y sin cirugíaLa epífora es un lagrimeo persistente en el tiempo debido a una obstrucción parcial o total de la vía de evacuación o drenaje de la lágrima, lo que suele ser por causas congénitas, inflamaciones crónicas circundantes -como sinusitisa repetición-, desviaciones del tabique nasal, u obstrucciones mecánicas de los conductos de drenaje por tumores, ya sea benignos o malignos.
“Cuando tenemos lagrimeo por sobreproducción de lágrima, la causa suele ser un factor irritativo ocular, como ocurre en los cuadros alérgicos, o el síndrome de ojo seco ‘evaporativo’, aunque suene paradójico, ya que se trata de una sobreproducción de lágrima en un ojo cuya lágrima propia ha perdido su poder lubricante natural”, explica el doctor Carlos Espech, oftalmólogo del Centro de la Visión.
Síntomas de la epífora
Su síntoma principal es la excesiva humedad de la superficie ocular, que generalmente conduce a la caída involuntaria de lágrimas.
Según el especialista, este tipo de cuadro se trata mediante cirugía, la cual varía de acuerdo a la zona donde se ubique la obstrucción en la vía de drenaje. Todas estas cirugías, incluso las más complejas, son ambulatorias.
Los cuadros reactivos, en tanto, se tratan atacando la causa de base, mejorando la lubricación ocular en los casos de mala calidad de lágrima o los factores irritantes como ocurre en las alergias oculares.
“Por lo general, el tratamiento quirúrgico, de las causas obstructivas, suele ser definitivo, pero existe una tasa baja de fracaso que puede requerir una segunda intervención”, sostiene.
Cuando el tratamiento es médico (es decir, sin cirugía), dependiendo de la causa de base, puede ser definitivo, pero a permanencia con colirios (gotas para los ojos), o al menos por un lapso de tiempo que va de semanas a algunos meses.