Presbicia, cataratas y degeneración macular, son algunas de las enfermedades visuales asociadas a la edad. Realizar chequeos periódicos es fundamental para detectarlos y tratarlos a tiempo. La visión cambia a medida que la edad avanza, por esto los especialistas recomiendan realizar chequeos oftalmológicos preventivos en distintas etapas de la vida, partiendo por la primera infancia para detectar y corregir defectos visuales, y continuando en la edad adulta con las enfermedades oculares asociadas a la edad.
El primer control
“Todo niño debe ser examinado a los cuatro años, esta es una medida fundamental en cuanto a prevención pues nos permite diagnosticar errores refractivos, estrabismos y tratar la ambliopía, que es una de las principales causas de discapacidad visual permanente, adquirida en la infancia”, explica el doctor Gonzalo Sepúlveda, oftalmólogo del Centro de la Visión.
Los niños desarrollan su visión en los primeros ocho años de vida siendo este el momento para tratar y corregir defectos, además en general no son conscientes de sus problemas visuales y no los manifiestan.
Control a los 40 años
A partir de los 40 años, la visión de cerca comienza a fallar y las personas comienzan a necesitar lentes de lectura, esto es conocido como presbicia, la cuál ocurre cuando la capacidad de acomodación del cristalino (nuestro lente interno natural) comienza a disminuir progresivamente.
En esta etapa de la vida, el chequeo oftalmológico consistirá en el diagnóstico y entrega de alternativas de tratamiento entre lentes y cirugías correctivas, las cuales serán evaluadas según las características propias de cada paciente.
Después de los 50 años
La edad es factor de riesgo para muchas enfermedades oculares, a partir de los 50 años aumenta el riesgo de cataratas, glaucoma, desprendimiento de retina y degeneración macular, entre otras. Según los expertos, después de los 40 años el riesgo de desarrollar glaucoma comienza a aumentar con cada década de vida.
De no ser controladas y tratadas a tiempo, estas enfermedades pueden llevar a disminución y pérdida de la visión y con ello todas las consecuencias sociales y laborales propias de la discapacidad visual.
“Todas estas enfermedades tienen tratamiento ya sea con medicamentos o con cirugía, lo importante es poner atención a los síntomas y realizar chequeos periódicos, especialmente si el paciente tiene antecedentes familiares”, enfatiza el doctor.
Patologías crónicas y enfermedades visuales
Además de la edad, existen una serie de enfermedades a la visión que están asociadas a patologías crónicas que a su vez aumentan con la edad. Las principales son la diabetes e hipertensión.
“La retinopatía diabética es una de las principales complicaciones derivadas de la diabetes. Cuando ésta no está controlada se produce un daño a nivel de los vasos sanguíneos y neuronas de la retina, lo que puede provocar pérdida de la visión”, explica el doctor Sepúlveda.
La hipertensión arterial también puede dañar a las mismas estructuras retinales, generando visión borrosa e incluso pérdida de la visión.