Es clave que padres estén alertas a la visión de sus hijos ya que, si en los primeros años de vida algo impide que el cerebro reciba imágenes nítidas, se produce una baja en el potencial visual que quedará así por toda la vida si no se corrige a tiempo.
Las recomendaciones más difundidas indican que a los cuatro años y a los cuarenta es importante acudir a una consulta preventiva con el oftalmólogo. Pero esas no son las únicas oportunidades en las que es conveniente visitar a este especialista.